Advierte analista: Tenga precaución con las estrategias de altcoins tipo “MicroStrategy”

  • Parrish anticipa que más empresas adoptarán estrategias similares.

  • El analista no encuentra un argumento sólido para invertir en dichas compañías.

Se observa una creciente tendencia de “saylorización” entre los líderes empresariales. Sin embargo, a medida que esta estrategia se propaga, comienza a desviarse de su versión original: en lugar de acumular bitcoin (BTC) como un activo de reserva, algunas empresas están optando por altcoins.

Es relevante señalar que la “saylorización” es un término que se refiere a la estrategia adoptada por Strategy (anteriormente MicroStrategy), la empresa dirigida por Michael Saylor. Desde agosto de 2020 hasta ahora, se ha convertido en un símbolo de la adopción institucional de bitcoin, acumulando 592.345 BTC como activo de reserva.

Actualmente, es la empresa de cotización pública que posee más BTC en su tesorería.

Para financiar las compras de BTC, Saylor desarrolló un sistema de emisión de deuda a través de bonos convertibles y acciones, lo que le permitió obtener liquidez rápida sin depender de sus ingresos operativos.

No obstante, la “saylorización” ya no sigue su modelo original y, en su mutación más reciente, varias empresas han reemplazado BTC por solana (SOL), ether (ETH) o XRP como activo de reserva. Por esta razón, algunos analistas advierten que lo que originalmente surgió como una estrategia centrada en la preservación de valor a largo plazo, ahora se ha convertido en una apuesta mucho más volátil y especulativa.

Joseph Parrish, analista de mercado, es uno de ellos y aconseja precaución con las “MicroStrategy” de altcoins. Parrish afirma: “Veremos a muchas más empresas formando ‘tesoros’ de criptomonedas para generar ‘rendimiento cripto’, ya sea una moneda que produce un rendimiento real como SOL o no”.

Al referirse a “rendimiento cripto”, Parrish alude a la oportunidad que ofrecen infraestructuras de red como Ethereum o Solana, que permiten generar rendimientos a través del staking.

No obstante, Parrish indica que, aunque “esto puede ser fantástico en el lado alcista y aterrador en la otra dirección”, al tiempo que explica: “En los últimos cinco años, SOL ha alcanzado un valor de hasta 250 dólares, ha caído hasta 10 dólares, ha vuelto a subir a 250 dólares y ahora se sitúa alrededor de los 145 dólares”.

El contraste planteado por Parrish resalta una cuestión fundamental: BTC se considera un activo más estable y predecible a largo plazo, mientras que SOL muestra una volatilidad extrema que puede ser arriesgada para aquellos que buscan construir una reserva de valor.

Además, existe otro factor a tener en cuenta. En el caso de SOL, aunque aquellos que hacen staking reciben un rendimiento promedio del 8,3% anual, existe otro riesgo importante, ya que Solana tiene un modelo inflacionario, es decir, cada año se emiten nuevas monedas. Con una inflación del 5,3%, el rendimiento real del staking, descontando esta inflación, es de alrededor del 3%, siempre que la demanda sea suficiente para absorber la nueva oferta.

Para corroborar el argumento de volatilidad mencionado por Parrish, basta con observar el siguiente gráfico que compara la volatilidad anualizada de BTC (blanco), SOL (rojo) y las acciones de Strategy (naranja).

Como se puede ver, la volatilidad de SOL fue el doble que la de BTC en los últimos 18 meses, con un promedio del 66% frente al 37% de la moneda creada por Satoshi Nakamoto. También supera la volatilidad de Strategy (MSTR), que es del 34,7%.

Esta métrica evidencia el riesgo potencial de implementar una estrategia de SOL como activo de reserva. Su precio muestra movimientos bruscos e impredecibles, a diferencia de BTC, que ha demostrado ser la inversión más sólida a largo plazo, superando a todas las criptomonedas.

Bitcoin, por su parte, se distingue de las altcoins porque representa la escasez digital absoluta. No solo tiene un suministro limitado a 21 millones de unidades, sino que también cuenta con un consenso global que valora esa limitación. Además, siendo el primer activo digital, consolidó una base sólida y una reputación que le otorgan su posición dominante.

En conclusión, aunque Parrish no descarta que “algunas de estas empresas pueden tener un buen rendimiento”, no encuentra un argumento sólido para invertir en ellas.

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