El gobierno de Pakistán ha anunciado que establecerá una entidad reguladora y dedicará 2.000 MW de energía a la minería de Bitcoin. Este movimiento ha llevado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a suavizar su postura tradicionalmente contraria a Bitcoin y a entablar un “diálogo técnico” sobre la criptomoneda.
El Ministro de Criptomonedas de Pakistán, Bilal bin Saqib, recientemente visitó El Salvador para conocer en profundidad el modelo de adopción de Bitcoin que ha implementado el país. Saqib elogió la estrategia salvadoreña, calificándola de “verdaderamente visionaria” y expresó su intención de “aprender, colaborar y construir un nuevo capítulo”.
El marco regulatorio recién lanzado de Pakistán y su plan para utilizar energía sobrante para la minería de Bitcoin demuestran la ambiciosa estrategia del país. Los anfitriones de Saqib en El Salvador están esperanzados de que su visita al país pueda convencerlo de centrar sus esfuerzos en Bitcoin, en lugar de en el vasto espectro de criptomonedas.
El equipo de Bitcoin Beach en El Salvador expresó su deseo de que, después de su visita, Saqib solicite un cambio de nombre para su cargo a ‘Ministro de Bitcoin’. Antes de la visita de Saqib, el gobierno de Pakistán ya había decidido impulsar un plan para dedicar 2.000 megavatios de energía extra a la minería de Bitcoin y a los centros de datos de inteligencia artificial.
Para llevar a cabo este plan, Pakistán ha reclutado a importantes figuras de la industria como asesores, incluidos Changpeng Zhao (CZ), ex CEO de Binance, y Michael Saylor de MicroStrategy. Este cambio en la política de Pakistán es un “evento geopolítico” que desafía la influencia del FMI en países que están adoptando Bitcoin de manera decisiva.
Saqib decidió viajar a El Salvador después de reunirse con Juan Carlos Reyes, presidente de la Comisión Nacional de Activos Digitales de El Salvador, en Davos. En ese momento, Saqib afirmó que El Salvador tenía mucho que enseñar al mundo, meses antes de ser nombrado ministro de criptomonedas.
La visita de Saqib a El Salvador puede fortalecer una alianza que podría cambiar la adopción gubernamental de Bitcoin en la región. Sin embargo, el desafío será equilibrar las ambiciones de innovación con las presiones geopolíticas y las expectativas del FMI.
